lunes, 9 de agosto de 2010

Cara o ceca

La mujer se sentó. Acomodó sobre la mesa una carpeta llena de papeles, una agenda y sacó de la cartera un atado de cigarrillos. Pidió un café y encendió uno mientras esperaba.
La miraba desde adentro de la confitería. Ella estaba adonde yo me hubiera sentado antes, en el lugar con mesas en la calle en el que se puede fumar. Tuve envidia. Todavía sufro el síndrome de abstinencia. Estaba sentada en diagonal, en un punto exacto desde donde la veía, pero ella a mi no, un poco por el sol que le daba de lleno, cegándola, y además porque se entretenía acomodando, sacando, ordenando papeles, mientras hablaba sola. Parecía una actriz repasando letra. Pense que tendría un teléfono, de esos que tienen un micrófono en alguna parte, que no se ven, pero no, hablaba sola nomás. Al rato sacó un celular, marcó, supongo que le contestaron, corto y siguió gesticulando y sonriendo por momentos, como respuestas a un interlocutor imaginario.
Cuando le trajeron el café, retuvo a la moza mas de lo necesario. Le hacía preguntas que la chica contestaba con aparente cortesía, pero con ganas de irse (tenía otras mesas que atender). ¿Que será lo que le dice? Enseguida empecé a pensarla en su casa. Debe tener un gato, me dije, y le debe hablar. No se por qué se me ocurrió que vivía sola, en un departamento chiquito, inundado de papeles. A lo mejor es escritora, si no por qué iba a tener tantos papeles. También podría ser contadora o abogada. Además ¿De dónde sacaba yo que vivía sola y entre papeles?
Supongo que de mi manía de querer saber que hay detras de todo lo que veo, incluyendo a las personas. Me vino a la memoria el tango Viejo Dicepolín "sobre el mármol helado, migas de medialunas y una mujer absurda que come en un rincón" ¡Acá esta! ¡Esta es la mujer absurda!
¿Y por qué? ¿Por qué habla sola? ¿Por qué está sola? Como se yo que no espera a alguien y quien me manda andar imaginando tanto...
¿Y cómo se que la que revuelve papeles, habla sola, vive con un gato y toma café es ella y no soy yo?
Cómo se que no es ella la que me mira a través del vidrio y se pregunta todas estas cosas....
Cómo saberlo... si en este momento me veo con el cigarrillo entre los dedos, sentada en la vereda para fumadores, con el pocillo de café por la mitad, mis papeles de los análisis embarullados y tratando de acomodarlos por fecha, apurada porque tengo que volver a casa para dar de comer al gato y esa mujer que no me saca los ojos de encima y me pone nerviosa. Desde que llegué que me mira. ¿Estará loca?

3 comentarios:

  1. Tía Montero! Sos grosa grosa grosa!

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  2. Muy buenooooooo! Todos fuimos la loca de los gatos, todos fuimos el q la mira desde el otro lado del vidrio y se imagina su casa y sus gatos.

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